sábado, 6 de marzo de 2010

Interrogantes..

Ahora que estoy aquí, frente al mar, tranquila, relajada, dejando el tiempo pasar…es cuando miles de incógnitas llenan mi cabeza.

Después de un largo rato sigo sin poder responder a ninguna…

¿Por qué?

Solo quiero que me digas el por qué de todo, o de cualquier cosa, da igual, sea lo que sea, me ayudaría…

Sí, quiero que me des ese por qué que nadie sabe responder y parece ser la solución a todo, o casi todo.

Es extraño, llevo años haciéndome la misma pregunta. No sé que pasa, aún hoy sigue sin respuesta alguna.

¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?...

¿Por qué la vida puede ser tan cruel? ¿Por qué la gente te engaña? ¿Por qué sufrimos? ¿Por qué lloramos? ¿Por qué queremos? ¿Por qué odiamos? ¿Por qué nos odian?

Con el paso del tiempo, y con más experiencia en esto del vivir, estas preguntas, casi existenciales, son cada vez más difíciles de resolver, se han vuelto más retorcidas…casi imposibles diría yo.

No sé, cada pensamiento, cada acción lleva tras suyo un por qué, que aisladamente contestamos, otras muchas veces esa dichosa pregunta hace quitarnos el sueño, el aliento por unos días…

En el momento en que halle la respuesta que busco, quizás viva más tranquila, más cómoda. Pero, ¿y si…conocer esa respuesta es peor que vivir con la duda metida en la cabeza?

Yo soy de esas personas que prefieren saber toda la verdad, lo necesito, pienso que así será mejor…sea bueno o sea malo es mejor conocerlo, pero es que a veces eso duele, y se antoja demasiado cruel.

En este momento les doy la razón a todas aquellas personas que dicen que… ”la mejor respuesta, es no preguntarse por qué”.

A veces es más sano limitarse a vivir, disfrutar y dejar de atormentarnos con preguntas sin respuesta y buscar la felicidad.

¿Cobarde? Sí, puede. Pero se vive mejor, y hay momentos que con eso es suficiente.