martes, 12 de octubre de 2010

Silencio.

Y el silencio de mi habitación es roto por la música. Ella, llena toda la estancia.

Mi cuerpo, reposa sobre las mantas de mi cama, siento calor hoy, a pesar de que ha llovido y el día toma un color gris oscuro.

Siento como cada nota se desprende de los altavoces y llega a mí como una ráfaga de viento que, levanta una hoja del suelo de la calle, me eleva. Mi respiración relajada, lenta, mis movimientos, los percibo todos, lentos, retardados, me relajo.

Me levanto y escribo.

Oigo el sonido de mis dedos escribiendo sobre el teclado de mi ordenador, desconecto y me doy permiso para describir sensaciones, es como desprenderme de mi cuerpo, aunque nunca lo llego a hacer del todo.

Aún así, me gusta.