Cierro los ojos y me dejo llevar pero me tropiezo con tanta oscuridad.
Mis pies andan solos, sin un rumbo fijo, pero no me hace falta. Me limito a vivir.
Y si me caigo, el silencio me mece hasta hacerme olvidar el golpe.
Y así día tras día, noche tras noche, y llega el Sol, desde una playa veo amanecer a solas.
Es otra promesa, es otro grito a la esperanza.
No necesito más; mi falsa felicidad, mi libertad como pilar.
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