jueves, 22 de julio de 2010

Dedicado.

Vivir es algo más fácil de lo que suelen creer, a menudo el ser humano se empeña gravemente en complicar su existencia con absurdas patrañas mentales y pasar días, semanas e incluso meses al borde de un suicidio emocional solo entendible por su persona.
No merece la pena.
A lo largo de mi vida he conocido a muchas personas, cada una un mundo, unas más atractivas que otras, y no me refiero al físico, hablo del contenido en si, y todas, absolutamente todas parecen caer presas de esa situación en algún momento de sus vidas.
Yo he sido así, lo reconozco, me he torturado durante años créanme, y ahora que llegué a un punto en el cual comprendí que es lo importante, algo va mal, y no conmigo, yo sigo bien, es la gente.
Hacer lo que quieres cuando quieres y si algo va mal, borrar esos trazos, es imposible, sienta mal, así de simple. Nunca seremos libres completamente, siempre vamos a estar en el punto de mira de los que están a nuestro alrededor, quieran ellos o no, posiblemente siempre hagan daño. No hay salida por lo que veo, y si la hay se esconde.
Y si hablamos de dos, ahí la cosa se complica enormemente, vuelvo a hablar de las personas y sus necesidades. Es inútil negarlo, cada uno necesita una persona a su lado, alguien con quien poder estar, amar, apreciar, respetar, vivir, y todas esas cosas sí, pero en el mundo en el que vivimos todo pierde su esencia, todo se desvía, esa necesidad con frecuencia se convierte en obsesión, o por el contrario, es una necesidad tan ínfima que hace daño.
¿Se dan cuenta de lo que hablo?
Nadie está a gusto con lo que tiene, siempre buscamos mejorar y resulta que de esta forma nos jodemos, hablando mal y claro, no sé si es la sociedad en sí o en que va, pero nos hemos convertido en seres cada vez menos racionales y más egoístas, empleamos nuestro tiempo en hacernos daño mutuamente, y esto sí que es un suicidio a largo plazo, y no el "teatro".

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